Aceptación






Aceptación es un concepto clave en ACT, y peculiar conforme vamos conociéndolo.

Podríamos definir a priori la aceptación como una actitud que nos permite entrar en contacto con eventos internos (pensamiento, emociones, sensaciones) que no nos gustan, y gracias a lo cual vamos a seguir caminando en un sentido valioso para nosotros.

El concepto contrario es evitación, que podría ser la actitud que nos impide seguir avanzando en un sentido valioso, al elegir no entrar en contacto con eventos internos (pensamiento, emociones, sensaciones) necesarios para dicho avance.

Por tanto, trabajaremos Aceptación en consulta cuando nuestro cliente esté apartándose sistemáticamente de una vida valiosa como resultado inevitable de evitar eventos internos (pensamientos, emociones, sensaciones).

Si Juan se sale de clase en mitad de una explicación para evitar sentir ansiedad, parece estar apartándose de una dirección valiosa para él (estar en clase, ser buen estudiante, progresar en su carrera) para no sentir ese evento privado (ansiedad). Literalmente, Juan siente inaceptable quedarse en clase con esa ansiedad, "¿cómo voy a quedarme?", posiblemente pudiera decir.

Laura está encadenada a su casa. Recuerda momentos en los que salía y se lo pasaba bien con sus amigos, pero ahora eso es imposible, no se encuentra con ganas de nada, así que decide no salir con sus amigos (algo que ella valora) como medio para que la situación no empeore (evitar eventos privados). "No, no quiero salir; si saliera me sentiría aún peor, no podría soportarlo", nos podría confesar. Ella no acepta la posibilidad de sentirse peor, no quiere arriesgarse a esa experiencia, literalmente la evita.

Marcos nos confiesa que no puede evitar emborracharse cada vez que algo le cabrea o "le toca las pelotas"(evento interno, "no puedo soportarlo"); cuando alguien de su familia le lleva la contraria o algún amigo trata de reírse de él ("inaceptable"), simplemente se va del lugar (abandona una dirección valorada) y se calma bebiendo. Cuando vuelve, no se controla, y trata realmente mal a personas que le importan (de nuevo, se sale de la dirección valorada). Eso se ha repetido en numerosas ocasiones, hasta tal punto de que pocos amigos quieren seguir quedando con él, y su familia no sabe qué hacer para tratarle.


Los ejemplos anteriores revelan un patrón de comportamiento en el cual las personas actúan a corto plazo para evitar algo que no quieren, aunque a largo plazo van en dirección opuesta a lo que da sentido a sus vidas.

En términos técnicos, se observa:

1. La persona actúa bajo control aversivo (la conducta que llevan a cabo como consecuencia de sentir el evento interno que no aceptan está orientada a reducirlo, a controlarlo y a eliminarlo).

2. La persona se aleja de actividades cuyas consecuencias serían apetitivas de ser llevadas a cabo y reforzadas positivamente. Deja de comportarse bajo control apetitivo.

Este patrón se cronifica, y el efecto "bola de nieve" magnifica el impacto original de la evitación puntual.

INTERVENCIÓN EN CONSULTA


A continuación se proponen puntos a tener en cuenta en la práctica:

  • No discutir con el cliente sobre aceptación. Debemos evitar a toda costa decir cosas como "claro, esto te pasa porque no aceptas" o "debes aceptar tu ansiedad/depresión". La aceptación no debe ser vista como algo que debe hacerse, si no como una alternativa a experimentar de manera totalmente abierta. En vez de eso, para promover conductas de aceptación, podemos usar el proceso de desesperanza creativa.
  • Tener en cuenta la aceptación como una elección. Al igual que elegimos correr cuando tenemos prisa, podemos elegir "sentir la prisa" e ir andando. Aceptar es una elección, observable, cuantificable. No es el resultado de un proceso de toma de decisiones. No hay razones para aceptar más o menos. O aceptamos (y actuamos) o no. Y ya está.
  • Hay cosas que aceptar y cosas que no, y tú como terapeuta no podrás saber nada sobre eso. La única persona que deberá llegar a esa conclusión (o no) será el propio cliente en función de su experiencia. 
  • Aceptar algo de ninguna manera es fácil, es una elección de vulnerabilidad y de cierta "desesperanza". Es algo muy difícil de llevar a cabo, y en la mayoría de los casos implica inseguridad, ansiedad, molestia. Aceptar no es "bonito" a corto plazo, es duro y rasposo. A largo plazo no hay nada que garantice algo mejor, no hay seguridad en la aceptación, y como tal debemos transmitirlo, quizás como un "salto de fe" para clientes creyentes.
  • Existen múltiples maneras de promover la aceptación en el repertorio de conducta del cliente, y a continuación se enumeran algunas.

EJEMPLOS DE PROMOCIÓN DE ACEPTACIÓN EN CONSULTA

  • Metáfora del ciclista (adaptarlo a cualquier actividad que resulte importante para el cliente, NUNCA usarla de manera literal).
"Verás José, me dijiste que te gustaba el ciclismo, ¿no?, ¿sueles salir en bici, en el pasado quizás?, ¿ves la vuelta?, parece un deporte realmente duro, llevar tantas horas en el sillín. A veces pienso en la preparación de esos hombres, quiero decir, en la tele sólo vemos la carrera, ¿verdad?, parece que cada ciclista le dedica mucho más tiempo que el que vemos en pantalla. ¿Quién es el mejor ciclista que conozcas?, ¿López?, bien, te gusta porque tiene unos resultados muy buenos, y seguramente a él le encante conseguirlos, claro. Y pensando en el día a día de López, ¿crees que sale a menudo con la bici?, yo creo que también. Pongamos que un día, López, se había propuesto salir con la bici, y esperaba que fuera un día soleado, pero es un día nublado, ¿qué crees que hará?, sí, yo creo que saldrá igualmente, es algo así como "Bueno, el día no es como yo quiero, y aún así voy a salir", y de vez en cuando quizás se lleve algún que otro susto porque el camino está resbaladizo, ¿no?, eso no es nada agradable; es posible que, en vez de ser un día nublado, antes de salir con la bici le den una noticia regular sobre un amigo lejano, y se sienta realmente triste, ¿crees que saldría con la bici?, sí, es posible que saliera; ¿crees que no pensaría en la mala noticia?, quizás de vez en cuando se le viniera a la mente, e igualmente seguiría pedaleando, ¿verdad?. E incluso es posible que a veces López salga con su bici aunque haya dormido con una mala postura, y sienta el dolor en la espalda ante cada pedaleo. ¿Cómo crees que se sentiría López si hiciera lo contrario?, es decir, dejar la bici porque el día está nublado, le han dado una mala noticia o ha dormido mal y le duele la espalda?, seguramente insatisfecho, si... pero, parece que cuando López sale con mal tiempo, está algo fastidiado, y cuando sale con el dolor de espalda y con la preocupación sobre su amigo, no son las mejores condiciones, ¿verdad?, ¿por qué entonces sale?, ¿por qué elige seguir adelante con su entrenamiento de bici?, sí, parece que hay cosas que le importan mucho; y bueno, tú no eres López, claro, pero dime, ¿qué cosas te importan?, si hicieras las cosas que quisieras, ¿sería como "coger la bicicleta?, ¿qué tendrías que hacer para pedalear?. Bien, entiendo que tú quieres sentirte bien. Ahora quiero que te imagines lo siguiente, ¿vale?, imagínate otro ciclista, que cuando no hace el día que él quiere, no sale con la bici, porque no quiere sentirse mal, prefiere sentirse bien que coger la bici; el mismo ciclista, sale con la bici cuando está tranquilo todo, porque como no esté tranquilo, no sale, pasa de la bici, él quiere sentirse bien; y bueno, cuando le duele algo, entonces sí que no sale, porque total, ¿para qué va a salir?, ¿para sentirse peor?, no, él quiere sentirse bien. Ahora te pregunto, José, ¿tú qué quieres?, ¿buscar la felicidad a costa de dejar de pedalear?, ¿o pedalear, sintiéndote a veces bien y a veces mal?, ¿qué ciclista quieres ser?, ¿el que pedalea o el que no?."

  • Ejercicio de aceptación guiada (de nuevo, adaptarlo al contenido que nos ofrezca el cliente, JAMÁS usarlo tal cual): 

"Acabas de empezar este ejercicio, así que tómate tu tiempo para buscar una posición cómoda, eso es lo primero que debes hacer...tómate tu tiempo para buscar una posición cómoda, y cuando lo hayas hecho simplemente cierra los ojos…cierra los ojos y empieza a notar el ritmo de tu respiración, para lo cual me voy a callar algunos segundos y te voy a dejar que notes tu respiración.

Date cuenta de que puedes notar tu respiración tal y como es…puedes notar cómo el aire viene y va…ocupa tu cuerpo y lo abandona…y tú simplemente lo observas…tómate tu tiempo para notar simplemente tu respiración…y si viene algún pensamiento o emoción tan sólo nótalo también y vuelve a la respiración…ahora yo me callo y tú notas tu respiración…
Date cuenta de cómo puedes notar y observar cualquier pensamiento o sensación...y seguir escuchando esto...sin dejar que eso que observas mande sobre aquello que tú haces...
Así como notas tu respiración…puedes notar ahora algún recuerdo incómodo…algún recuerdo de algún momento en el que sentías algo que no querías sentir…en el que tu mente te decía “esto no es justo…” o “no debería ocurrirme esto”… o “no quiero sentir este vacío”…busca ese lugar…entra en ese momento…y tal y como respiras puedes sentir esa ansiedad y desagrado propio de esos momentos…recuérdalo…tráelo al presente…conforme respiras lo haces presente…ahora yo me callo y tú notas cada vez menos tu respiración y cada vez más tu vacío…nota tu vacío…

Si algún pensamiento viene…simplemente déjalo ir…si te distraes…vuelve a tu vacío…

Vuelve a tu vacío…y obsérvalo…tal y como observas tu respiración…puedes observar tu vacío…y darte cuenta de que puedes dejarlo estar tal y como es…déjalo estar tal y como es sin pretender cambiarlo…aceptando tu vacío y tu ansiedad…mirando esas sensaciones desde lejos y a la vez permitiendo que estén a tu lado...

Ese vacío no eres tú…y está ahí…puede estar ahí y no hay problema en ello…
…¿puedes permitirlo…?... ¿puedes dejarlo estar sin más…?...¿te atreves a dejarlo estar…?
No hay nada más importante que este momento en el que escuchas esto que te digo…dedícale toda tu atención…y déjalo estar…tal y como haces con tu respiración…

Ve más hondo…ve a algún momento en el que tu vacío haya sido insoportable…y deja que esa sensación tan horrible venga a ti…invítala a entrar, a quedarse, a rodearte y a embargarte…nota como se te acerca y sube por tus piernas…por tu torso…por tu pecho…por tus brazos...hasta que te susurra que te quites la vida…que no quieres estar más así…nota cómo hace todo eso…y déjalo estar…hazle hueco…abrázalo…y dale cabida en tu experiencia…permite que esa sensación esté…tú puedes permitirlo…al fin y al cabo es tu sensación…nota ahora como esa sensación tuya sube hasta tu cabeza y su amenaza está ahí…y tú le dejas espacio para estar…la observas…frente a frente...y al dejarle espacio no te resistes…no te roza…le permites estar a un milímetro de tu rostro como si fuera un fantasma horrible que te grita…y precisamente porque permites esa amenaza, esa amenaza encuentra su espacio y no te roza…

Nota como puedes permitir que ese vacío esté mientras haces las cosas que son importantes para ti y dan sentido a tu vida…puedes dejarlo estar y puedes hacer lo que pretendes…tú la dejarás estar, dejarás que esa vieja conocida incómoda se quede…y tú seguirás haciendo lo que quieras hacer…dándole cabida…
Ahora yo me voy a callar y quiero que tú sientas cómo expandes tu experiencia y te permites hacer cosas aún cuando tienes un fantasma horrible gritándote a un milímetro de tu cara y amenazando con quitarle el sentido a toda tu vida…
Cuando estés dispuesto a sentir esa sensación …sólo entonces…abre los ojos."


  • Ejercicio de mirarse a los ojos 

"Entiendo que te resulta prácticamente imposible no dejarte llevar por esos impulsos. Me gustaría que hiciéramos una cosa, porque como dijimos al principio, aquí estamos para experimentar, ¿verdad?, vale. Quiero que ahora cojamos las sillas y nos sentemos un poco más cerca el uno del otro. Mira, así, muy bien. Sí, realmente estoy muy cerca de ti, es algo vergonzoso, ¿verdad?, y extraño, sí, yo también lo siento así realmente. Vale, ¿ves esa sensación de vergüenza y extrañeza?, vale, ¿puedes tenerla?, de acuerdo. Ahora, te voy a pedir que nos miremos a los ojos fijamente durante un minuto. El simple hecho de decirlo me hace sonrojarme, y bueno, a mi se me nota mucho, ¿te ocurre lo mismo?, vale, pero vuelve a mirarme, muy bien, esto es algo embarazoso, y seguramente tienes el impulso de apartarte y acabar con esta tontería, ¿es así?, yo realmente tengo las mismas ganas, pero dime, ¿puedes tenerlas y seguir haciendo esto?, ¿podemos observar ese impulso, y acordar los dos simplemente quedarnos un minuto mirándonos directamente a los ojos, aún con todo lo incómodo que nos sintamos?, ¿lo eliges?, ¡bien!, vamos allá, vamos a lanzarnos a la incomodidad. Uf, ¡estoy a punto de reirme!, ¿qué tal vas?, ¿qué sientes?, ganas de cerrar los ojos, bien bien, ¿puedes tener esas ganas de cerrar los ojos y, a la vez, seguir mirándome?, ¡muy bien!, ¡qué incómodo!. (tras el tiempo). Parece que experimentas momentos similares, quizás no tan "suaves", pero sin duda sí experimentas momentos en los que "apartas la mirada", ¿verdad?, pero claro, aquí apartar la mirada realmente no ha tenido gran coste...¿qué ha pasado en tu vida cada vez que has apartado la mirada?....entiendo; ¿podrías hacer algo parecido en tu día a día de aquí a la semana que viene?, algo así como "mantener la mirada" y estar dispuesto a sentir cosas incómodas y desagradables. Podemos empezar por algo pequeño...¿qué opinas?"


Como se decía, los ejemplos anteriores son tres intervenciones que han mostrado ser eficaces a la hora de conseguir que el cliente esté dispuesto a experimentar tristeza, ansiedad, y cosas desagradables, conforme se dirige a direcciones valiosas. 

Sentir cosas desagradables sin más no tiene demasiado sentido, por lo que siempre debemos conectar el concepto de Aceptación al de dirección valiosa, valores o metas.

A menudo, cualquier ejercicio de exposición clásico que se realice en la terapia cognitivo-conductual puede verse potenciado con la introducción de la aceptación.

Para finalizar, comentar que en muchos textos podemos encontrar la aceptación como "disposición", "expansión" o simplemente "apertura"; esto pone de manifiesto el matiz de aceptación como un acto de libertad al servicio de los valores del cliente.


EJERCICIOS


Dado que los alumnos han podido ver algunas maneras de potenciar la aceptación en consulta, proponemos que elijan el método que deseen e ilustren cómo lo llevarían a cabo a través de un diálogo figurado con un cliente, que bien podría ser alguno de los casos del inicio de este apartado (Juan, Laura o Marcos).

Pueden hacerlo a través de un diálogo o bien relatando cómo lo llevarían a cabo. En cualquier caso, debe quedar bien claro qué es lo que haría y cómo lo harían, qué dirían, etc.



8 comentarios:

  1. T: Bien Laura quiero que realicemos un ejercicio...quiero que cierres los ojos, te pongas cómoda, en la silla, sientas tus pies sobre el suelo, las manos, la silla sobre la que estás sentada, el peso de tu cuerpo sobre la silla, tu respiración, como va y viene, como sucede... tu respiración... ahora quiero que te sitúes en algún momento de los que hemos hablado en que te hayas sentido muy mal estando en compañía y hayas tenido que irte porque no podías soportar esa sensación tan desagradable que te entra, eso que te aprieta el pecho... quiero que la traigas aquí y ahora, que te imagines todas las sensaciones de incomodidad en el cuerpo, esos pensamientos de "que mal estoy me estoy sintiendo, no puedo soportarlo"... es muy desagradable, te ahoga... Trata ese sentimiento tan desagradable como tu respiración, que viene y va, ese sentimiento tan desagradable ocurre en tu cuerpo tal y como ocurre tu respiración de manera natural, no intentes oponerte al igual que no te opones a tu respiración... dale cabida en tu cuerpo a ese sentimiento tan desagradable al igual que le das cabida a tu respiración.. Date cuenta cómo tu no eres tu respiración, como la observas...tampoco eres esos pensamientos y sentimientos tan desagradables de malestar, los cuales van y vienen, y a los cuales no puedes oponerte ya que con los intentos de oponerte no consigues estar donde tu quieres: con tus amigos... No te opongas déjalos estar...

    ResponderEliminar
  2. “Laura está encadenada a su casa. Recuerda momentos en los que salía y se lo pasaba bien con sus amigos, pero ahora eso es imposible, no se encuentra con ganas de nada, así que decide no salir con sus amigos (algo que ella valora) como medio para que la situación no empeore (evitar eventos privados). "No, no quiero salir; si saliera me sentiría aún peor, no podría soportarlo", nos podría confesar. Ella no acepta la posibilidad de sentirse peor, no quiere arriesgarse a esa experiencia, literalmente la evita.”

    Conversación:

    -Terapeuta: Bueno Laura, ahora vamos a hacer un ejercicio, si te parece, que ya que es nuevo para ti, te aviso de que puede resultarte algo extraño. Vamos a hacerlo con los ojos cerrados y los vamos a mantener así todo el rato, hasta que termine el ejercicio. Lo digo también porque me quedaré algunas veces en silencio, pero no quiero que pienses que me he ido por ahí o que estoy esperando otra cosa que no sea que sigas con los ojos cerrados.

    -Laura: Vale, vamos a ver de qué se trata.

    -Terapeuta: Ahora, acomódate en tu silla, ponte en una postura que te notes cómoda. Y cuando estés cómoda, vamos a cerrar los ojos. Te voy a pedir que notes cómo estás sentada en la silla, nota las diferentes partes del asiento, cómo te aguantan; nota los pies como están apoyados en el suelo, como están en contacto con ello. Nota cómo respiras, ponle atención a la inspiración y a la expiración (mientras acompaño estas palabras con mi propio respirar de forma sonora). Nota como el aire entra y llena tu cuerpo por dentro, nota como cómo pasa por la nariz ese aire al salir por la nariz y te vacías. Ponle atención a ese vaivén que se da cuando está pasando esto. Y respira, sólo respira y fíjate en el proceso. Date cuenta de cómo te viene algún pensamiento…al que observas, y luego vuelves a la respiración. (Dando 10 segundos sin decir nada) Observa cómo te viene otro pensamiento o una sensación, y mientras la observas puedes seguir pendiente a la respiración y escuchándome ahora mismo…sin que esa sensación o pensamiento mande sobre ti.

    (tras unos 20/25 segundos) Ahora vamos a evocar y recordar un momento de tu vida, quizás de esta semana o de la semana pasada…no muy alejado en el tiempo, en la que hayas notado esa sensación de dolor, de ansiedad, de vacío que hemos estado viendo estos días.
    Vas a sentirla, vas a notar cómo se vuelve cada vez más y más real. Esa sensación llega fuertemente, está aquí y ahora contigo. Nota cómo en ese recuerdo que tienes ahora aquí de nuevo, te decías cosas como “no es justo” o “no quiero sentir esto” o “porqué me tiene que pasar esto a mi”, “no debería ocurrirme esto”…entra en ese momento. Y cuando vas respirando, siente eso que te incomoda, que te desagrada tal y cómo lo hacías en ese momento…tal como vas respirando, tráelo al presente…(15 segundos)
    Si algún pensamiento te viene, simplemente déjalo ir, si te distraes, vuelve a eso que tanto te incomoda…

    ResponderEliminar
  3. Vuelve a eso que te fastidia, y obsérvalo tal y como es, y a la vez, observa cómo al mismo tiempo puedes atender a tu respiración y seguir observando eso tan desagradable…déjalo estar, déjalo estar en el momento en el que estás, sólo observándolo…sin pretender cambiarlo, acepta esa ansiedad, acepta ese vacío, acepta eso tan desagradable…mirando desde lejos esas sensaciones y a la vez permitiendo que estén a tu lado… (15 segundos)

    Date cuenta cómo esas sensaciones están ahí, cómo no eres tú, pueden estar ahí y no hay problema en ello…¿Puedes permitirlo? ¿te atreves a dejarlo estar ahí sin más?... ¿puedes dejarlo estar ahí sin más?...(5 segundos) No hay nada más importante ahora mismo que lo que estás escuchando…pon toda tu atención en lo que escuchas…y déjalo estar, obsérvalo, como hacer con tu respiración…

    Ahora, ve más hondo…ve a algún momento en el que esa sensación tan desagradable, esa ansiedad, ese malestar…haya sido insoportable, que eso tan horrible venga a ti…invítala a entrar, a que te rodee, a que te embargue, a quedarse… nota ahora cómo se acerca y sube por tus piernas, sube por tu pecho, por tus brazos…hasta te susurra cosas feas, cosas que no te gustaría escuchar…nota como está pasando eso, nota cómo está pasando eso…y lo dejas estar…y le haces un hueco, le das un abrazo…y la haces parte de tu experiencia…permite que esa sensación esté contigo, que se pasee por tu persona…y nota que puedes permitirlo, permites que esa sensación esté contigo…al fin y al cabo es tuya esa sensación…
    Nota ahora como va subiendo más y más y llega a la cabeza, está invadiendo toda tu persona…pero sigues dejándola estar, intenta pelear contigo pero tú la invitas a estar, a estar contigo, le haces un hueco, hay sitio para ella también, claro que lo hay…y permites que esté contigo…que esté ahí…(15 segundos)

    Nota cómo puedes permitir esa ansiedad, ese malestar, ese vacío, ese desagrado…y lo permites mientras haces cosas que son importantes para ti, mientras haces cosas que le dan sentido a tú vida…puedes estar con esa sensación y hacer aquello que quieres hacer, nota como la dejas estar…y dejarás que esté contigo, dejarás que esa vieja conocida te acompañe se quede…y mientras, tú haces las cosas que son importante para ti, eso que quieres hacer…
    Ahora, voy a dejar un silencio por un rato…y vas a sentir cómo te expandes, cómo te abres a la experiencia de estar haciendo algo que realmente quieres hacer, algo que es importante para ti, mientras permites que esa sensación desagradable esté contigo…aún cuando te invade, te rodea y te cubre…tú haces eso que es importante para ti…
    Cuando estés dispuesto a sentir esa sensación, esa sensación de malestar y a la vez estar haciendo lo que es importante…cuando sepas que quieres hacerlo…entonces, y solo entonces, abre los ojos…(10 segundos y abre los ojos…).

    -Terapeuta: ¿Qué tal? Esbozando una sonrisa mientras bebe agua de un vaso y le ofrece otro a la chica.

    -Laura; Bufff…muy profundo… Ha sido como perderme y encontrarme luego. No sé…

    -Terapeuta: ¿Cómo te encuentras, cómo te ves ahora? ¿Crees que puede que ha habido algún cambio en ti?...

    -Laura: La verdad es que…

    ResponderEliminar
  4. T: Sales a correr, me dijiste antes, ¿no?
    P: Si, si puedo salgo cada día
    T: La verdad que siempre lo he considerado un deporte que requiere mucha voluntad, sobre todo si lo haces todos los días. ¿Corres en alguna maratón, o algo por el estilo?
    P: No la verdad, me gustaría participar en un Ironman, (triatlón) en un futuro.
    T: Vaya ¿Y cómo es que te interesaste por eso?
    P: Vi un video en YouTube, de uno haciéndolo. Fue ver cómo lo hizo, la emoción de cuando acabó y quise hacerlo yo también.
    T: ¿Cómo se llama?
    P: Ni idea la verdad
    T: Bauticémosle como Kike. Para hacerlo debería entrenar cada día, ¿no?
    P: Si, cada día o casi.
    T: Es lógico, para una competición de este nivel. Me imagino un día en el cual deba estar en el trabajo hasta la noche, y por lo tanto si sale a entrenar debe levantarse muy temprano, e ir a correr.
    P: Seguramente
    T: Supongamos que lo ha hecho, se ha levantado temprano, puede que de mal humor y cansado sobre todo, pero fue a correr. Puede que algún día haya tenido una mala noticia, pero seguro que fue a entrena. Supongamos algo más común, que tuviera agujetas y aun con toda esa sensación punzante fuera capaz de salir y dar cada zancada. Podría haberse quedado en su casa, tranquilo durmiendo o simplemente viendo la televisión esos días malos o con agujetas. Pero en caso de que hiciera esto último ¿cree que se sentiría bien?
    P: Pues no, seguramente no.
    T: ¿Por qué crees que no lo hizo?
    P: Porque de verdad quería competir en el Ironman
    T: Parece que le importaba de verdad. ¿Y otra persona que no hiciera todo esto? Es decir, si debe estar todo el día fuera, no se va a despertar temprano, total, para entrenar enfadado y con sueño, ¿para qué?, o correr teniendo un mal día, o con agujetas, ¿correr triste o con dolor?, pfff, mejor no…él si sale a entrenar debe sentirse bien.
    ¿Y tú qué harías? ¿No entrenar a cambio de no sufrir, o salir a entrenar aunque para ello haya días en que lo pases mal?

    ResponderEliminar
  5. T: Oye César, ¿me dijiste que hacías fotografía, verdad? ¿Sales a hacer fotos habitualmente?

    C: Si, bueno, cuando tengo un rato libre y tengo ganas.

    T: Entonces seguro que conoces a Samuel Aranda, un gran fotógrafo y periodista que inmortaliza imágenes de guerras y enfrentamientos armados.

    C: Sí, claro, hace una gran labor documentando esas cosas.

    T: Me alegra que lo conozcas, pues vamos a hablar un poco de él. ¿Por qué crees que es hace las cosas bien? Se esforzará mucho, ¿verdad? Pensando en el día a día cuando está en Siria, debe ser acojonante salir de donde esté para documentar una guerra. ¿Crees que cuando haya bombardeos se quedaría en su casa? ¿O cuándo escucha tiroteos?

    C: No se, supongo que saldrá. Si no, no podría hacer esas fotos.

    T: ¿Y qué crees que sentirá cuando sale en esas situaciones?

    C: Miedo, digo yo. Estará muerto de miedo y no sé cómo puede tener el valor de salir.

    T: Ya, tiene que ser muy duro… pero lo hace. Vamos, que no tendrá ganas a lo mejor y quizá prefiera quedarse en un refugio. ¿Pero sabes qué? Yo creo que le importa mucho sacar esas fotos. Creo que es un valor muy fuerte el que le lleva a hacer eso y poder mostrárnoslo a los demás. Y lo hace. Sufre muchísimo, seguro. Y le vendrán pensamientos de volver, probablemente. Pero hace lo que le reporta más satisfacción personal.
    Ahora, supongamos que otro fotógrafo, Paco, que va Siria en guerra. Y al igual que Samuel, prefiere salir del refugio los días que no hay bombardeos a documentar sobre la zona, en vez de salir los días que más peligro hay. Pero al contrario, se queda en lugar seguro porque se siente bien, se siente a salvo. No quiere tener miedo. Así que, ¿para qué va a salir?, ¿para sentirse peor? Que va, el no quiere sentirse mal para hacer lo que el fondo valora y le gustaría hacer.
    Ahora te pregunto a ti. ¿Qué fotógrafo quieres ser: el que se deja llevar por el miedo y lo deja todo por culpa de esto o el que sale a la calle a pesar lo las hostilidades y el peligro para conseguir lo que verdaderamente le importa? Es tu decisión.

    ResponderEliminar
  6. A continuación, un ejercicio de aceptación guiada sobre el caso de Marcos descrito más arriba:
    Marcos nos confiesa que no puede evitar emborracharse cada vez que algo le cabrea o "le toca las pelotas"(evento interno, "no puedo soportarlo"); cuando alguien de su familia le lleva la contraria o algún amigo trata de reírse de él ("inaceptable"), simplemente se va del lugar (abandona una dirección valorada) y se calma bebiendo. Cuando vuelve, no se controla, y trata realmente mal a personas que le importan (de nuevo, se sale de la dirección valorada). Eso se ha repetido en numerosas ocasiones, hasta tal punto de que pocos amigos quieren seguir quedando con él, y su familia no sabe qué hacer para tratarle.
    Bien, Marcos: si te parece bien, vamos a probar una cosa. Te voy a pedir que busques una postura cómoda y cierres los ojos. Bien. Oye mi voz. Escucha lo que te digo. Nota los sonidos a nuestro alrededor. Nota tus pies sobre el suelo, y tus manos sobre tus piernas. Estupendo.
    Céntrate ahora en tu respiración. Inspira, expira. Si notas algún pensamiento, está bien. Es posible que pienses cosas como “¿Qué estupidez es ésta?” o “Esto es una pérdida de tiempo”. Eso es perfecto. Observa esos pensamientos, déjalos estar ahí, y vuelve a centrarte en tu respiración. Inspira, expira. Nota como puedes dejar esos pensamientos estar ahí, y centrarte en tu respiración.
    Ahora piensa en aquel problema que tuviste con tu amigo la semana pasada. Recuerda dónde estábais. Quién más había. Recuerda lo que te dijo. Ese comentario que hizo. Lo insultado que te sentiste. Piensa en todos los demás, lo que pensarían de ti. Observa todo eso. Observa cómo te hace sentir. Y ahora, observa de nuevo tu respiración. Inspira, expira. Nota como puedes dejar estar esos pensamientos y seguir observando tu respiración. Nota como, al no luchar, esos pensamientos no te impiden observar tu respiración. No te impiden hacer aquello que quieres hacer. Inspira, expira. Sigue centrándote en tu respiración.
    Ahora, nota tus pies sobre el suelo, y tus manos sobre tus piernas. Nota los sonidos a nuestro alrededor. Y cuando estés preparado, abre los ojos.

    ResponderEliminar
  7. Marcos nos confiesa que no puede evitar emborracharse cada vez que algo le cabrea o "le toca las pelotas"(evento interno, "no puedo soportarlo"); cuando alguien de su familia le lleva la contraria o algún amigo trata de reírse de él ("inaceptable"), simplemente se va del lugar (abandona una dirección valorada) y se calma bebiendo. Cuando vuelve, no se controla, y trata realmente mal a personas que le importan (de nuevo, se sale de la dirección valorada). Eso se ha repetido en numerosas ocasiones, hasta tal punto de que pocos amigos quieren seguir quedando con él, y su familia no sabe qué hacer para tratarle.

    T: Cuando me cuentas que sólo consigues calmarte bebiendo me da la sensación de que escapas de una situación realmente molesta, que de verdad se te hace imposible mantener la compostura en esos momentos, y que al parecer el alcohol te calma, aunque cuando vuelves no actúas como te gustaría. Tal vez es como si apartaras la vista de eso que sientes ¿no? Y que al volver no te gustase lo que hay. Qué te parece si hacemos una cosa, voy a acercarme un poco y voy a mirarte fijamente a los ojos, te voy a pedir que por favor no apartes la mirada de los míos. Puede parecer algo incómodo, de hecho lo es, a mí también me incomoda y lo cierto es que me gustaría apartar la mirada, ¿pero qué te parece si seguimos? Podemos quedarnos los dos aquí con esta incomodidad y seguir mirándonos. Puedes sentir esas ganas de apartar la vista ¿verdad? No son sensaciones agradables, la verdad es que puede parecer que estemos haciendo el ridículo, que te sientas alterado e incómodo, y que quieras apartar la vista, de hecho es normal que quieras hacerlo, pero dime, ¿no estás harto de apartar la vista siempre?¿De que se te presenten situaciones incómodas y tengas que apartar la mirada? Tal vez esta situación no sea tan inaguantable como aguantar que se rían de ti o que tengas un problema en casa, sin embargo apartar la mirada aquí no supone las mismas pérdidas que volver a casa bebido. ¿Crees que podrías aguantar la mirada en los próximos días? A no escapar de esas situaciones incómodas.

    ResponderEliminar
  8. Claudia, 28 años, nos cuenta que le es imposible comer fuera del horario que poco a poco se ha ido estableciendo, de manera que ahora solo toma manzanas y café a lo largo del día. Dice sentirse cansada, decaída y algo inquieta porque su hijo empieza a preguntar por qué su forma de comer es diferente a la de los demás. Ha intentado normalizar su conducta alimentaria, pero su cabeza cuando incluye otro alimento fuera de los citados le dice “eres una gorda”, “no comas eso que sabes que es para vomitarlo”, “no te toca comer eso ahora”, etc. Dice no querer sentirse peor de lo que se siente, evita comer cuando alguien la ve y está dejando de comer con su hijo para evitar preguntas incómodas.

    T: Bien, Claudia, me cuentas que cuando te enfrentas a algo de comida que no sea la que controlas, tu mente empieza a lanzarte pensamientos, ¿no? Y que para evitar ciertos pensamientos estás dejando de lado cosas que son importantes para ti.
    C: Sí, además que le estoy cogiendo miedo a ciertas cosas que antes me gustaban, aparte de la comida.
    T: Claro, puede ser que esto te esté llevando al camino contrario al que tú quieres seguir. Corrígeme si me equivoco.
    C: No, estás en lo cierto, cada vez me quito de más cosas por no pasar el mal trago.
    T: Vale. Entiendo. ¿Qué te parecería hacer un ejercicio? Algo diferente a todo lo que has estado haciendo hasta ahora.
    C: Bueno, por probar…
    T: De acuerdo. Pues nos vamos a imaginar uno de esos días que el despertador nos la juega y no lo oímos por la mañana. ¿Vale?
    C: Sí
    T: Para colmo está lloviendo y no recuerdas dónde dejaste el paraguas la última vez que lo usaste. Despiertas a tu hijo y tienes que llevarlo al cole porque es casi la hora. ¿Qué haces? ¿Te pones a buscar un paraguas o llevas al niño al cole a pesar de que sabes que te vas a poner empapada?
    C: Le pongo el chubasquero al niño y nos vamos para el colegio
    T: Pero está lloviendo y se te va a mojar toda la ropa, los zapatos, el pelo, las gafas….
    C: Pero es que mi niño tiene que llegar a su hora al colegio
    T: Vale, me estás diciendo que si un día llueve y tú no tienes paraguas, te puedes mojar, aunque eso te moleste, porque te importa que tu hijo se forme y vaya al colegio.
    C: Por supuesto
    T: ¿Y si a la hora de la merienda llueve en tu cabeza? ¿Vas a dejar de tomarte el bocata con el niño porque te molesta mojarte los zapatos? Porque la lluvia en el día que llegabais tarde al colegio era muy incómoda, estaba fría, ¿Verdad? Y aun así el niño llegó a tiempo al colegio, ¿No? Pero tú cómo te sentías cuando lo llevaste. ¿Estabas cómoda con toda esa agua encima? ¿Sentías ganas de quedarte en la cama calentita, tapada hasta arriba, sin moverte de la cama? Y aun así te levantaste, te vestiste y te mojaste por llevar a tu hijo al colegio.
    ¿Qué te parecería mojarte con todos esos pensamientos a la hora de la comida?

    ResponderEliminar